Los adultos tendemos a querer que nuestros hijos hagan todo lo que nosotros deseamos, que cumplan con unas expectativas que nos hemos marcado a nosotros mismos sin ningún antecedente ni criterio
Todos hemos oído e, incluso, dicho esta frase o similares, y eso no significa que no estemos a tiempo de reflexionar sobre ello. Obligar a un niño a comer cuando no quiere más es lo mismo que si obligaras a un adulto. Un niño puede no querer comer más porque está saciado o no le gusta el plato en concreto.
Y sí, hay que comer de todo, pero, ¿acaso tú comes absolutamente todo? ¿Nunca dejas nada en el plato?
Los niños son personas, y merecen respeto para experimentar y crecer, pero también para opinar y sentir que se les tiene en cuenta. ¿Cómo reaccionarías tú si tu pareja, padre, madre o hermanos te dijeran que hasta que no termines la comida no puedes levantarte de la silla?
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